Los inicios de la industrialización en España.
Los inicios de la industrialización en España fueron tardíos.
Notas destacadas:
Presencia de capital extranjero. Fundamentalmente francés e inglés, desde la segunda mitad del siglo XIX ligado a dos factores:
Construcción de ferrocarriles: a partir de la "Ley General de Ferrocarriles" (1855). Presencia de compañías de capital francés como Norte o MZA.
Inversión en la minería: gracias a la "Ley de Bases" de la minería (1869). Compañías francesas, inglesas, belgas, etc. Invierten sobre todo en los yacimientos metálicos. (Orconera Iron Ore, Franco-Belga, Luchana Mining, Real Compañía Asturiana de Minas, Riotinto Mining, Minero-metalúrgica de Peñarroya).
Yacimientos de hierro (Vizcaya, Santander), plomo (Córdoba, Murcia, Jaén), cobre y piritas (Huelva), zinc (Asturias, Santander).
Siderurgia.
Fundamentalmente se impone el núcleo de Vizcaya, que se consolida a finales del siglo XIX por delante de Asturias y de otros núcleos que van quedando en el camino, como el norte de León (Sabero) o Málaga.
En Málaga empieza el primer horno alto en la década de 1830 (Ferrería de la Constancia, 1833), mientras que en Asturias surgen a mediados del siglo XIX la Fábrica de Mieres (1848) y la Duro-Felguera (1859), mientras que a finales de siglo nace la Sociedad Industrial Santa Bárbara en Gijón (1879).
Vista actual de las míticas instalaciones de Duro-Felguera
En Vizcaya la primera siderurgia nace en 1848 (Sta. Ana de Bolueta). Luego vienen los Altos Hornos del Carmen (1855), en Baracaldo hasta llegar a los Altos Hornos de Vizcaya (1901) de Sestao y Baracaldo, nacidos de la fusión de las empresas "Altos Hornos y fábricas de hierro y acero de Bilbao", "La Vizcaya" e "Iberia".
Altos Hornos del Carmen en Baracaldo en un grabado de 1866
Factores de la rápida expansión de la industria siderúrgica vizcaína:
Acumulación de capitalaes gracias al comercio de mineral de hierro con Inglaterra.
Control de las minas de hierro vizcaínas de las Encartaciones (Somorrostro, Gallarta, Ortuella) y de la zona oriental de Santander (Dícido, Castro Urdiales).
Facilidad de aprovisionamiento de carbón a través de los fletes de retorno de Inglaterra y de los ferrocarriles mineros que se construyeron con capitales vascos, fundamentalmente el f.c. de la Robla que recogía el carbón del norte de León y Palencia y el f.c. Vasco-Asturiano, que recogía el carbón de las cuencas asturianas del Aller y del Caudal y lo expedía por vía marítima hacia Vizcaya por el puerto de San Esteban de Pravia.
Innovaciones técnicas basadas en la producción de acero, con patentes traidas de Inglaterra, como el horno Bessemer.
Desarrollo paralelo de otros sectores metalúrgicos, como la construcción naval (Astilleros del Nervión, Euskalduna, Sociedad Española de Construcción Naval)
Industria textil.
El núcleo más representativo es la provincia de Barcelona desde los inicios del siglo XIX. Pronto se distinguen dos tipos de factorías en la industria textil algodonera: las colonias, que se instalaban al borde de los ríos para aprovechar la fuerza hidráulica, y las fábricas que utilizaban como fuente de energía el carbón a través de las máquinas de vapor, llamadas comúnmente vapor (Vapor Bonaplata, 1833).
Desarrollo de un mercado interior seguro para los tejidos catalanes gracias a los aranceles proteccionistas (aranceles de 1849 y 1891)
Incremento de la mecanización y la productividad que hace que se hunda la competencia de otros núcleos con procesos de fabricación más tradicionales (Castilla y León, Galicia). Solo lograrán sobrevivir pocos núcleos fuera de Cataluña como Alcoy, Vergara o Málaga.
Presencia de un importante mercado colonial asegurado hasta 1898 en Cuba y Puerto Rico.
Notas destacadas:
Presencia de capital extranjero. Fundamentalmente francés e inglés, desde la segunda mitad del siglo XIX ligado a dos factores:
Construcción de ferrocarriles: a partir de la "Ley General de Ferrocarriles" (1855). Presencia de compañías de capital francés como Norte o MZA.
Inversión en la minería: gracias a la "Ley de Bases" de la minería (1869). Compañías francesas, inglesas, belgas, etc. Invierten sobre todo en los yacimientos metálicos. (Orconera Iron Ore, Franco-Belga, Luchana Mining, Real Compañía Asturiana de Minas, Riotinto Mining, Minero-metalúrgica de Peñarroya).
Yacimientos de hierro (Vizcaya, Santander), plomo (Córdoba, Murcia, Jaén), cobre y piritas (Huelva), zinc (Asturias, Santander).
Siderurgia.
Fundamentalmente se impone el núcleo de Vizcaya, que se consolida a finales del siglo XIX por delante de Asturias y de otros núcleos que van quedando en el camino, como el norte de León (Sabero) o Málaga.
En Málaga empieza el primer horno alto en la década de 1830 (Ferrería de la Constancia, 1833), mientras que en Asturias surgen a mediados del siglo XIX la Fábrica de Mieres (1848) y la Duro-Felguera (1859), mientras que a finales de siglo nace la Sociedad Industrial Santa Bárbara en Gijón (1879).
Vista actual de las míticas instalaciones de Duro-Felguera
En Vizcaya la primera siderurgia nace en 1848 (Sta. Ana de Bolueta). Luego vienen los Altos Hornos del Carmen (1855), en Baracaldo hasta llegar a los Altos Hornos de Vizcaya (1901) de Sestao y Baracaldo, nacidos de la fusión de las empresas "Altos Hornos y fábricas de hierro y acero de Bilbao", "La Vizcaya" e "Iberia".
Altos Hornos del Carmen en Baracaldo en un grabado de 1866
Factores de la rápida expansión de la industria siderúrgica vizcaína:
Acumulación de capitalaes gracias al comercio de mineral de hierro con Inglaterra.
Control de las minas de hierro vizcaínas de las Encartaciones (Somorrostro, Gallarta, Ortuella) y de la zona oriental de Santander (Dícido, Castro Urdiales).
Facilidad de aprovisionamiento de carbón a través de los fletes de retorno de Inglaterra y de los ferrocarriles mineros que se construyeron con capitales vascos, fundamentalmente el f.c. de la Robla que recogía el carbón del norte de León y Palencia y el f.c. Vasco-Asturiano, que recogía el carbón de las cuencas asturianas del Aller y del Caudal y lo expedía por vía marítima hacia Vizcaya por el puerto de San Esteban de Pravia.
Innovaciones técnicas basadas en la producción de acero, con patentes traidas de Inglaterra, como el horno Bessemer.
Desarrollo paralelo de otros sectores metalúrgicos, como la construcción naval (Astilleros del Nervión, Euskalduna, Sociedad Española de Construcción Naval)
Industria textil.
El núcleo más representativo es la provincia de Barcelona desde los inicios del siglo XIX. Pronto se distinguen dos tipos de factorías en la industria textil algodonera: las colonias, que se instalaban al borde de los ríos para aprovechar la fuerza hidráulica, y las fábricas que utilizaban como fuente de energía el carbón a través de las máquinas de vapor, llamadas comúnmente vapor (Vapor Bonaplata, 1833).
Desarrollo de un mercado interior seguro para los tejidos catalanes gracias a los aranceles proteccionistas (aranceles de 1849 y 1891)
Incremento de la mecanización y la productividad que hace que se hunda la competencia de otros núcleos con procesos de fabricación más tradicionales (Castilla y León, Galicia). Solo lograrán sobrevivir pocos núcleos fuera de Cataluña como Alcoy, Vergara o Málaga.
Presencia de un importante mercado colonial asegurado hasta 1898 en Cuba y Puerto Rico.